Puffy era tan presumida y coqueta que tardaba horas en decidirse por uno de los muchos vestidos que tenía en su armario.
Al final, siempre llegaba tarde a las fiestas que le invitaban.
Un día tuvo una idea.
Recortó trozos de tela de su ropa favorita. Después los cosió formando una capa que se adaptaba perfectamente a su caparazón.
Desde ese día nunca más llegó tarde, y todas sus amigas empezaron a llamarle la tortuga multicolor.